Más que una plataforma, una comunidad

¿Cómo comunicarme mejor en entornos virtuales?

Octubre 2,  2020  |  Por David Salas Bustos

La situación global y el contexto de la pandemia transformó el proceso de enseñanza-aprendizaje. Su virtualización es un reto para la labor docente. El uso de entornos virtuales permite a los alumnos interactuar a través del computador o del teléfono, convirtiendo este espacio de ocio en un elemento esencial para continuar con sus estudios. Sin embargo, la existencia de otras pantallas y su variedad de contenido, disminuyen el tiempo de atención y el interés. El docente es el único capaz de afrontar este escenario a fin de conseguir procesos de educación que permitan a los alumnos formarse para sí mismos, su comunidad, el país y el mundo. 

La interacción en clase no solo sucede a través de la palabra (oral o escrita). Las imágenes, audios, elementos interactivos, videos son las nuevas formas de comunicar, producir, transmitir y adquirir conocimiento. Frente a esto, el docente debe aprovechar las potencialidades del entorno virtual (interactividad, dinamicidad y simplicidad) para facilitar la comunicación y el diálogo, motivar la participación, el trabajo en equipo, e invitar a construir conocimiento de manera colectiva. El docente debe olvidar la concepción de educación bancaria (Freire, 2009) y comprender que no puede (ni debe) depositar contenidos en sus estudiantes, es decir, recurrir a la clase magistral y verlos como consumidores de información. Ahora, la naturaleza del entorno virtual, los ha convertido en consumidores, productores, difusores y editores de información. Ellos tienen la capacidad de añadir nuevos contenidos o dar valor a los existentes (Shin y Kim, 2008). Este escenario invita a utilizar herramientas como Prezi, Genially, Google y YouTube, para trabajar presentaciones, infografías, mapas mentales y videos con el propósito de diseñar actividades (individuales o grupales) donde los alumnos desarrollen su creatividad, potencien su capacidad de síntesis y produzcan nuevos contenidos. Esto responde a que el entorno virtual requiere de retóricas híbridas que utilizan, al mismo tiempo, una gramática verbal y una visual (Hocks, 2003, p. 632).

 

A la par, la comunicación se desarrolla de manera sincrónica (tiempo simultáneo) o asincrónica (tiempo diferido). Para ello, el docente puede utilizar plataformas de mensajería instantánea, redes sociales, correo electrónico, foros, y/o videoconferencias. Para las dos primeras se recomienda crear grupos y enviar mensajes con información clara y concisa. La comunicación debe respetar las normas de la netiqueta. Se debe precautelar la privacidad del alumno, evitar situaciones conflictivas (insultos, ciberbullying, etc.) y tener autorización de los padres, si los alumnos son menores de edad.

 

Por su parte, el correo electrónico es un canal de comunicación formal de carácter institucional. Los foros son asincrónicos y se usan para enviar anuncios o invitar al diálogo sobre un tema específico. La videoconferencia puede ser sincrónica y simular un aula de clase. Se recomienda utilizar plataformas como Zoom, Meet, Webex o Teams. De igual manera, el docente puede filmar una clase y compartir un archivo de video para ser revisado de manera asincrónica por los alumnos.

 

Finalmente, el docente es quien tiene dominio metodológico y de contenido. El entorno virtual es un recurso complementario al currículo que favorece la comunicación, colaboración e interacción social en el proceso de enseñanza-aprendizaje (Cabero, 2006). Por tanto, la acción docente y las prácticas comunicativas, al igual que en la educación presencial, deben garantizar la participación individual y colectiva con el fin de consolidar escenarios armónicos para la construcción social del conocimiento.

 

Fuente: Revista Edu@News
 


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